EL NUEVO NARCISISMO
La persona narcisista siempre ha existido. Unas veces camuflada de persona extrovertida y encantadora, y otras, de persona fría y distante.
Con las nuevas tecnologías y el auge en los últimos años de las redes sociales, donde cada persona tiene la libertad de expresarse ya sea con imágenes, fotografías, vídeos o comentarios y escritos, el narcisismo reluce con mayor medida y con fácil acceso a cualquier público.
El narcisismo se instaura en personas que tienen como uno de sus objetivos vitales ser centro de atención incluso para gente totalmente desconocida. Consigue que su autoestima y sentimiento de valía se nutra de likes, me gusta o visualizaciones del contenido sobre sí mismo que cuelga en las redes virtuales.
Nos encontramos, cada vez más, y de forma preocupante, personas sobre todo jóvenes, que tienen sus redes sociales repletas prácticamente en su totalidad de fotografías de sí mismos. Su cara, su cuerpo, su sonrisa, sus imposiciones ideológicas... El narcisismo les embauca de tal forma que necesitan constantemente mostrar su imagen y tener feed-back para alimentar su ego o su vacío emocional que sienten, sin que sepan suplirlo de otra manera o canalizarlo de otro modo.
Y esto, amigos, no es sano.
Hay que saber poner límites y estar siempre con los pies sobre la tierra. Tener de vez en cuando visitas a esas redes virtuales, a ese mundo paralelo al que las antiguas generaciones no tuvieron acceso. Es bueno estar conectado en la distancia con otras personas a través de estas tecnologías, navegar y descubrir, pero no debemos usarlo de tal modo que nos convirtamos en personas narcisistas que no saben mirar más allá que a sí mismos o que convirtamos los estilos de vida ajenos en obsesión para nosotros.
La vida es para vivirla, pero vivirla sobre todo terrenalmente, presencialmente y en el presente, sin que la balanza del equilibrio hacia lo virtual se desequilibre. Todos tenemos que alimentar nuestra autoestima de alguna manera, pero con "alimentos sanos" y sin excesos.
Estamos rodeados de personas que merecen también nuestra atención, familias, amigos, personas nuevas a las que conocer, trabajo, ocio, aprendizaje, etc. El narcisismo no entiende de lo ajeno, pues tan sólo pretende que los demás giren en torno a él. La persona narcisista no se interesará por tus sueños, tus intereses ni tus necesidades. Sólo buscará satisfacer los suyos propios, y pondrá mucho mayor énfasis en centrarse sólo en sus cosas, en aparentar, en sentirse superior muchas veces, o en crear una coraza tan fuerte que no cabe más que su propio corazón.
Te recomiendo que te alejes de personas narcisistas, salvo que tú lo seas y no te importe relacionarte con gente exactamente igual. Pero no pidas ni exijas lo que tú no puedes dar. La persona narcisista no aceptará que seas diferente, si no eres como ella piensa probablemente te deje a un lado o simplemente utilizará a otras personas por mero interés personal.
El trastorno de personalidad narcisista, conforme a la clasificación diagnóstica en vigor, es un tipo de trastorno de la personalidad, que implica que quien lo padece tiene un sentido desmesurado de su propia importancia, una necesidad profunda de atención excesiva y admiración, relaciones conflictivas y una carencia de empatía por los demás.
El nivel más peligroso del narcisismo es el de la personalidad psicopática. El más leve, el de la persona que necesita llenar su vida con cosas que le faltan y puede ser algo temporal.
Por supuesto es fundamental sentirse bien consigo mismo, quererse, cuidarse y expresarse como uno quiere sin hacer daño a nadie, pero dentro de un equilibrio, de manera sana y con comportamientos que no acaben demostrando ese egoísmo que caracteriza al narcisista enamorado de sí mismo/a .
Así que si alguna vez has identificado rasgos narcisistas en ti mismo, lo mejor es que lo analices y trates de conocerte un poco mejor para que eso no vaya a más y puedas interesarte de forma correcta en otras personas o en otras tareas con las que te sientas realizado, descansando del qué dirán y de tu propia imagen que, a veces, se puede volver en obsesión.
¿Te sabes la historia de Narciso y su reflejo en el río?